5/07/2018

Y... EL DIBUJO HABITO ENTRE NOSOTROS 1

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Y EL DIBUJO HABITO ENTRE NOSOTROS 1

El dibujo habita al hombre como una respuesta biológica a la sobrecarga química que abruma los sentidos, el dibujo es la respuesta visceral que intenta reducir la realidad a términos comprensibles. Es de esa manera como atraviesa la descripción de la cultura humana a lo largo de la totalidad de su extensa filogénesis y permanece en nuestros tiempos como una marca de agua reconocible en el arte “naif” o arte ingenuo, que a pesar de todo, en su espontaneidad evade la entropía característica de las reglas académicas en las artes visuales, (creadas estas) bajo el aplastante concepto de la estética cultural. La cual no encontrándose muy lejos de los conceptos morales aspiran conjuntamente al encasillamiento, el orden y el control del subconsciente social. Un fenómeno que encuentra su lugar en versión mejorada al alborear la era industrial. La producción en masa de bienes suntuarios y la obsolescencia programada, llevan en ese mismo tren los ingenuos avances de la modernidad hacia el caos. 

Todos los mitos sobre la genialidad del artesano y el pintor terminarían ampliamente superadas por la eficiencia de las maquinas modernas y los diseñadores de nuevo cuño enfocados en tareas mas prosaicas apremiantes y practicas. El dibujo abandono su estatus característico y dejó su lugar al simple fotograma de unas latas de sopa en reiterativa exposición.

No resulto ser su final por supuesto, negándose a desaparecer resurge de sus cenizas apoderándose de los medios digitales, ya sin la engorrosa parafernalia de los viejos dibujantes, intentando recrear el mundo con la sucia inventiva del carbón y el grafito. Con el auge incontenible de las tarjetas digitalizadoras con herramientas cada vez más amplias y desconcertantes, ideadas para materializar los vuelos más altos de la imaginación humana.

Si aceptáramos la cerámica como la primera expresión de arte en el hombre primitivo, esta involucra la representación del punto y la linea incisa como el primer esfuerzo de un ser consciente para reflejar la interpretación personal y colectiva de lo perceptible en el contexto de las necesarias comunicaciones con sus pares. Escindido por completo de incorruptible lógica formal moderna y su enajenada necesidad de clasificar y calcular; pero antes de la concepción del fatuo descalabro de la lógica aristotélica que se encuentra aplastando las libertades humanas por mal contados dos mil años. En esos lugares del no tiempo; el mundo fue mágico y asombroso durante largas eones. En esa edad dorada antes del amanecer de las religiones alienantes; el dibujo se presenta como la ideación fundamental de las fuerzas subterráneas y recónditas de espíritus transferidos hacia todos los actos de la vida diaria, hacia los fenómenos naturales y particularmente presente en los utensilios de uso; especialmente, los destinados a la caza y la pesca. El dibujo es la primera abstracción mágica a través de la cual el hombre intenta alguna clase de control sobre lo perceptible y satisface la comunicación en las direcciones tiempo, espíritu y espacio para recobrar la realidad del vacío oceánico, prenatal, cuando todo lo que se dirige hacia afuera de si mismo, se configura en un mundo hostil, donde vida muerte y olvido de manera preponderante fijan el norte de la actividad vital, y de la apariencia de existencia y espacio.

Muchos «ismos» contemporáneos han intentado -especialmente ante la aparición del abstraccionismo- hacer esa regresión cultural sin éxito. Las culturas primitivas disfrutan una universalidad abrumadora como si obedecieran a un estadio de conexiones muy diferenciadas de los arquetipos tardíos donde emergen los roles de la estructura social que son tan acertadamente definidos como “amos y esclavos” por Heguel, un enunciado incómodo para el psicoanalista que se apresura resaltar el revés de la moneda Lacaniana: “El significante se dirige al otro” lo cual permite pasar por alto conexiones esenciales para la supervivencia que bien pueden haberse perdido en el curso de la construcción de la pirámide social y el refinamiento de la comunicación a través del lenguaje.

Dibujar una espiral para el artista contemporáneo carece del significado y la fuerza mágica que poseían nuestros ancestros; ahora si pensamos en el desarrollo del lenguaje y el símbolo como ventajas evolutivas, bien valdría la pena considerar el sofisticado sistema de conexiones de los árboles en cualquier bosque integrándose en una red inteligente de percepciones en niveles difíciles de imaginar para el simio letrado y arrogante que insiste en definirse tan seriamente como el único hijo de dios y el amo de la diversidad planetaria. La teología occidental tiene en su mismo nacimiento la muerte de la realidad espiritual del ser humano, el olvido amargo de su verdadera felicidad y la inmersión el un mito construido ex-profeso para exaltar como ideales el dolor, la muerte y la destrucción interminables.

Trazar una espiral en el suelo desnudo es mucho mas que la expresión de una cultura ágrafa. Para el chaman es la puerta de ingreso a la dimensión de los espíritus; los signos antes de representar el reduccionismo referencial del lenguaje son la otredad de un espacio invisible que nos rodea y nos sustenta como el aire vital. Cuando el chaman percibe los fosfenos al inicio de su viaje sabe que esta por cruzar una puerta a otra dimensión de una realidad mucho mas consistente y vasta. Quiere comunicar su hallazgo ¡y no puede habida cuenta de las limitaciones de la percepción! entonces solo dibuja puntos junto a la espiral, en un proceso de abstracción simbólica incomprensible dirigida a la construcción del correlato mítico del viaje. La realidad tal como la conocemos se encuentra constreñida a la red impuesta por los códigos culturales siempre analógicos en su origen (y generalmente pensados por gente que ya está bien muerta) que fagocitan la realidad para facilitar el control social sobre la interpretación natural interpuesta por los sentidos. Eso es el reduccionismo del pensamiento zombi funcionando muy bien en los ámbitos culturales. No pensamos ¡somos pensados! se ha dicho.

Posteriormente la necesidad de control daría lugar al nacimiento las jerarquías el orden y el lenguaje escrito. La espiral el punto, la línea y el chaman volador son expresiones comunes en todos los dibujos primitivos del mundo entero. ¿porque no puede ser esta la verdadera taxonomía del espíritu mágico? sepultado bajo las capas referenciales de la grafía cultural en permanente colapso y transmigración ante la realidad que obliga a reconstruir constantemente nuevos sistemas operacionales y nuevos parámetros culturales para el control psicótico que se precisa implementar al interior de esta sociedad enferma y distópica donde intentan en vano eludir su propia naturaleza autodestructiva gracias al fermento de miles de años de silencios y mentiras oficiales. Miles de años de “evolución cultural” humana solo han acertado a refinar el arte masivo de matar seres humanos por todo el planeta, reducirlos a cárceles y manicomios o atiborrarlos con drogas de diseño para que olvide la realidad de su “Ser ahí” la impertérrita realidad de la muerte, se nace para morir y en términos objetivos a eso se reduce toda la expectativa de la vida humana. La banalidad funcional y fundamental de la cultura occidental es ofrecer la promesa imposible de una inmortalidad representada en bienes de consumo y seguros de vida.

Entonces estas consideraciones deberían llevarnos a sostener una mirada consistente hacia la obra de nuestra modernidad, donde desdeñamos la nomenclatura de la magia en la historia temprana de la civilización; asumimos por defecto variopintas formas de superstición como nuestros credos universales. De esa manera Wassily Kandinsky - sin abandonar en modo alguno dicho sesgo cartesiano y aristotélico- levanta puentes hacia una identidad espiritual que se torna mucho mas incomprensible (para los occidentales) cuando asoman sus referencias Blawatzkianas. Así las cosas, no es impropio pensar que Nietzche nunca resulto lo suficientemente claro para sus contemporáneos, tampoco para nuestra distópica modernidad. Consideremos su postura abstracta como un precedente para alguna exitosa y afortunada regresión futura hacia lo esencial en el hombre, donde el signo, por fin, alcance un lugar en múltiples niveles epistemológicos. Donde surja el silencio original de la consciencia humana ¡y por fin! los signos abstractos de las artes resulten verdaderamente contingentes y verdaderamente no lingüísticos como lo son el punto y la espiral, la sintaxis correcta en el universo del chaman volador, pleno tanto en su significación como en su mensaje mágico.

Dentro de esta aventurada y corta formulación de perspectivas, como una astilla en el ojo queda la consideración que después de Burne-Jones, Kandinsky y Pollock (muy naif todos ellos (en términos de concepto), no de técnica, y solo por citar algunos: resultan ser, poquísimos los creadores, realmente bien diferenciados de la frugal y universalmente aceptada interpretación fotográfica. Una tendencia redundante respecto a la capacidad superior de las maquinas para estos menesteres. Eso que nuestros contemporáneos llaman «Hiperrealismo» es un espacio de expresión donde son verdaderamente raros los verdaderos talentos. Tengo la firme impresión que solo Rouault es el émulo de Leonardo en nuestros tiempos y junto a el; la interminable lista de artistas naif o mal llamados “ingenuos”. El innombrable resto de los intentos para crear bondad, verdad y belleza no son más que pálidas sombras que se desvanecen y confunden en el ocaso de la civilización. Ya la cámara obscura, el compás y la cuadricula en el extenso periodo de los clásicos cumplieron su cometido como instrumentos auxiliares del dibujo y no se puede comparar la obra de Van Eyck o Vermeer con tanta mediocre producción fallida que intenta ser arte. Aquí la única enseñanza moral posible es que no todos pueden realizar una inmersión en los signos implícitos como lo hiciera Ensor cuyo grito se escucha con toda claridad en nuestros trágicos tiempos. Por supuesto estamos afirmando que la innovación en las bellas artes alcanzo solo hasta el amanecer del siglo veinte y después (con raras excepciones como Remedios Varo ) se ha mantenido adormecida hasta el día de hoy donde caminan a sus anchas la mediocridad y el mercantilismo, el puro engaño y la obscena mentira de las monstruosidades sin alma de la performance donde el autor se arranca un dedo con un hacha para protestar contra la violencia en Colombia, la inmersion de animales en tanques de formaldehido, las obras de "arte" a partir de la propia sangre, un muy largo etc de individuos que requieren en otras condiciones atención psiquiátrica para sus patologías, manifestándose en el un entorno social igualmente enfermo y desequilibrado. Por el mismo y nefasto camino van muchas intervenciones, muchas formas de instalación y registros audiovisuales carentes por completo de algún talento que además de reflejar la miseria y violencia subterránea de sus propias almas aciertan a refrendar con cansado desenfado solo vacío cognitivo de la infinita tradición del imaginario humano. 

Hay cosas muy buenas en las recientes generaciones... Al apropiarse del universo digital para revelarnos sus más caros sueños. En la estela brillante del imaginario del estudio Ghibli, una generación nueva llena el vacío creativo de las últimas décadas. Las técnicas de la pintura y la composición desaparecieron de las cátedras de arte universitarias, convertidas ahora en culto al fetichismo presuntuoso e ignorante de objetos sin sentido. Ajenos a ellas los Otakus respetablemente tienen la tarea de reconstruir el sentido de las artes visuales en la sociedad humana. Pongo en ellos mi fe, y mi propósito de marchar con ellos hacia las posibilidades de generaciones futuras que navegaran por las estrellas, conquistaran otros universos y se convertirán en verdaderos seres humanos, con la luz del espíritu fulgente en su interior, dejando atrás toda esa era de precariedad, estupidez y terror.

Aquí dibujo mi espiral, el signo del chaman y hacedor de sueños, este es el manifiesto del espíritu que navega mundos y traza sus portales estelares con puntos y rayas mientras fuma su pipa y envejece con gracia y paz en el corazón.

 

Pedro Miguel Ortiz Guerrero <MIGOR> 

 



 


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